Previo a la fundación de la ciudad, y también en forma contemporánea a ello, Italia estaba habitada por distintos pueblos: los latinos, que ocupaban la llanura entre el río Tíber y los montes Albanos; el Tíber separaba a los umbros al Sur y los etruscos al norte, al este y sureste del Lacio se encontraba la cadena Apenina que sería el dominio de pastores nómadas emparentados entre sí: los sabinos, samnitas, marsos, volscos, campanos en Nápoles, ausones y oscos. Todavía más al sur, los lucanos y bruttios.
La República romana fue establecida el año 509 a. C., según los últimos escritos de Tito Livio, cuando el rey fue desterrado, y un sistema de cónsules fue colocado en su lugar. Los cónsules, al principio patricios pero más tarde plebeyos también, eran oficiales electos que ejercían la autoridad ejecutiva, pero tuvieron que luchar contra el senado romano, que creció en tamaño y poder con el establecimiento de la República.
Los romanos sometieron gradualmente a los ocupantes de la península itálica, la mayoría emparentadas con las tribus itálicas pero también etruscos. La última amenaza a la hegemonía de Roma en Italia llegó cuando Tarento, una gran colonia griega, ayudó a Pirro de Epiro en 282 a. C.
En la última mitad del siglo III a. C., Roma se enfrentó con Cartago en las dos primeras Guerras Púnicas, conquistando Sicilia e Iberia. Después de derrotar a Macedonia y al Imperio Seléucida en el siglo II a. C., el naciente estado logra una enorme expansión tanto política como económica, extendiéndose por todo el Mediterráneo.
La sociedad romana, como muchas otras sociedades antiguas, se basaba en la desigualdad, y, como en toda sociedad desigual, la tensión entre las clases y su dialéctica es el motor de su historia y su principal característica.
Las clases que se distinguieron fueron cinco: patricios, plebeyos, esclavos, clientes y libertos. La tensión entre patricios y plebeyos y las rebeliones de los esclavos fueron las más importantes noticias políticas; las tres primeras fueron las clases con mayor actividad política; las otras dos, menos.
La sociedad romana presentaba dos grandes tipos de ciudadanos: los libres y los no libres (los esclavos).
Los ciudadanos libres, a su vez, se dividían en privilegiados (los patricios) y en no privilegiados, estos podían ser independientes (los plebeyos) o dependientes (los clientes y los libertos).
Esta organización social no fue estática durante toda la historia de la antigua Roma. Hubo tensiones, cambios, evolución.
El arte romano se basaba principalmente en la mitología y los sucesos históricos, representando a héroes o suceso importantes, estos eran los temas recurrentes en su escultura y pintura, ya sea en cerámica, frescos o mosaicos.
ARQUITECTURA
Los romanos recibieron diferentes tipologías que modificaron o adaptaron a sus gustos o necesidades, desarrollando algunas gracias a nuevas técnicas. Entre estas podemos señalar la domus, el templo, el teatro y los monumentos funerarios. Además desarrollaron otras nuevas como:
· Basílicas. Eran palacios de justicia y también lonjas, las cuales tenían planta rectangular con su pronaos o pórtico, sus naves (central y laterales) para el público, su transeptum o chalcidicum para los abogados su absis o exedra par el tribunal, sus entradas principal y laterales y sus tribunas o galerías, sobre las naves laterales, con vistas a la central.
· Arcos triunfales. Se dedicaban a honra de algún vencedor glorioso y se derribaban luego de haber pasado él en triunfo haciéndose permanentes los construidos durante el Imperio. También se elevaban estos monumentos lo mismo que las columnas u obeliscos en conmemoración de otros hechos gloriosos.
· Termas o edificios de baños para el servicio público.
· Anfiteatros, no conocidos por los griegos. Eran de planta circular o elíptica.
· Circos. Servían para las carreras de carros como los griegos hipódromos pero tenían una espina o muro coronado de estatuas a lo largo de la línea media.
· Naumaquias. Eran anfiteatros cuyo fondo se llenaba de agua para representar combates navales.
· Puentes y Acueductos.
· Calzadas. Bien fundadas y sólidamente empedradas (ya con anchas losas, ya con menudos cantos) que partiendo de Roma llegaban hasta los extremos del Imperio con sus márgines o aceras algo elevadas, sus columnas miliarias para señalar las millas (los miles de pasos), sus puentes, etc.
· Foros
Asimismo, edificaron tipologías ya conocidas pero reinterpretadas:
· Los Templos: los romanos dispusieron los templos de una manera similar a los de los griegos (si bien se adoptó mucho más que entre ellos la rotonda) hasta que al fin se modificaron disminuyendo el número de columnas exteriores o sustituyéndolas por pilastras abovedando las naves pero sin acusarse al exterior la bóveda ni el arco en los templos rectangulares.
· Sepulcros. Unas veces consistían sencillamente en una estela o cipo esculturado o una simple lápida sobre el nicho que guardaba los restos y otras sobre todo durante el Imperio fueron suntuosos mausoleos como la mole Adriana (hoy castillo de Santángelo) y la tumba de Cecilia Metela, en Roma. También llegaron a formarse prolongadas series de sepulcros a lo largo de caminos como es muy de notar en la Vía Apia y verdaderos panteones de familia y enterramientos subterráneos con nichos agrupados o en filas que se llamaban columbarios conteniendo cada uno de éstos la urna cineraria de barro cocido o de piedra con relieves y con la inscripción correspondiente.
· La Vivienda: la casa romana primitiva era de planta más o menos rectangular, tenía un patio en el centro (atrium) al que se abrían los locales. Las casas eran en medianería, y los tejados vertían sus aguas hacia el atrio, que solía tener debajo un aljibe, para guardar el agua. El local principal era el tablinium, donde se guardaban los archivos familiares y los dioses familiares (penates). Solía estar en la fachada del atrio enfrentada a la entrada, pero con el eje de la entrada desviado para que no pudiera verse la puerta desde la calle. Más adelante, por un pretendido influjo griego, se abrió otro patio en la parte posterior, rodeado de columnas: el peristilo.
La arquitectura romana adaptó los tres órdenes griegos y el llamado etrusco modificándolos y añadiéndoles otra forma de capitel que se definió por los arquitectos renacentistas con el nombre de orden compuesto. De esta suerte, se cuentan cinco órdenes, a saber:
· El orden toscano o etrusco que permanece básicamente igual.
· El orden dórico romano que eleva su columna a dieciséis módulos, adorna su collarino o garganta, añade un talón al ábaco, tiene el astrágalo en forma de junquillo que rodea al fuste y debajo de la corona de la cornisa lleva dentículos o mútulos. Esta última diferencia le constituye respectivamente en las variantes de dórico denticular y dórico modillonar, según los arquitectos del renacimiento.
· El orden jónico romano, que adorna más su capitel que el griego, reduce la magnitud de sus volutas, suprime en ocasiones el astrágalo y eleva la altura del fuste.
· El orden corintio romano, se ostenta más florido aún que el griego y en él abunda, sobre todo, la hoja de acanto. De ésta, lleva dos o tres series el capitel, dobladas hacia adelante y además de los dentículos admite series de modillones adornados para sostener la cornisa.
· El orden compuesto, que llegó a ser el predilecto de los romanos no difiere del corintio sino en engarzarse más los adornos y en alguna modificación accidental del capitel: éste se constituye por hojas de acanto sin calículos y con cuatro volutas que salen por encima del cuarto de bocel de modo que parece compuesto de jónico y corintio.
Los romanos utilizaron el dintel como elemento constructivo, y la mampostería que les permitió hacer mosaicos, murales al fresco y desarrollar el arco de medio punto y con él la bóveda de cañón, media naranja y crucería.
También desarrollaron caminos pavimentados, sistemas de acueductos y drenajes.
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